sábado, 12 de marzo de 2011

Basilea III

BASILEA III
¿ Qué es BASILEA III?
Es un acuerdo histórico entre los bancos centrales y los supervisores, para reforzar la solvencia y liquidez de las entidades de crédito.
Para ello se han aprobado en Basilea las líneas maestras sobre capital y liquidez de los bancos, esbozadas primero en los acuerdos del 26 de julio.
 El grupo de gobernadores de bancos centrales y los jefes de supervisión, bajo la presidencia del gobernador del Banco Central Europeo, Mr. Jean-Claude Trichet, anunciaron que habían decidido aumentar los capitales mínimos de la banca, si bien establecieron un calendario de aplicación gradual, en el que también se incluye la ratio de liquidez, que han de mantener las entidades de crédito para quedar a cubierto de cualquier riesgo ante una situación de tensiones en los mercados financieros, como las que se produjeron después de la quiebra del banco Lehman Brothers, en septiembre 2008.
En apretada síntesis, los requisitos mínimos del capital básico (acciones y reservas) se aumentan desde el nivel mínimo actual del 2% al 4,5% , después de que se hayan aplicado una serie de ajustes más estrictos, teniendo en cuenta el riesgo ponderado de los distintos activos del balance, de manera que a mayor riesgo se asigna una mayor ponderación.

Se exigirá a los bancos que mantengan un colchón de cobertura del 2,5% para hacer frente a los episodios de tensiones financieras.
De esta forma, los requisitos de capital básico se elevan hasta el 7%.
No obstante, se establece un calendario que llega hasta el 1 de enero de 2015. Los requisitos del denominado capital del tramo o Tier 1, que incluye los recursos propios más otros instrumentos financieros, que en el anexo del documento se definen con precisión, aumentará desde el 4% al 6% durante el referido calendario de aplicación.

Absorción de posibles pérdidas

El acuerdo establece que el colchón del 2,5% por encima del requisito mínimo de capital podrá ser objeto de deducciones. El propósito de este colchón no es otro que el de absorber las posibles pérdidas que pudieran producirse ante tensiones económicas y financieras.
Se regula que, si bien los bancos podrán hacer uso de esos fondos durante los episodios de tensiones, cuanto menor sea el capital mínimo requerido por Basilea III mayores serán las restricciones que se impondrán sobre la posibilidad de que los bancos puedan distribuir dividendos o el pago de remuneraciones a los directivos.
Dependiendo de los países, se establecerá también un colchón anticíclico, con un rango que variará desde el 0% al 2,5% de los recursos propios ordinarios.

Esta medida contracíclica nos recuerda la oportuna introducción por el Banco de España, antes que lo hiciera ningún banco central del mundo, de la provisión genérica. Gracias a ella pudimos hacer frente a los primeros embates de la crisis durante dos años y luego evitar a los contribuyentes las cuantiosas sumas que los de otros países tuvieron que costear, principalmente los de Estados Unidos.
La aplicación por cada Estado de las nuevas medidas empezará el primero de enero de 2013 y hasta 2015.
A partir de las nuevas leyes nacionales, los bancos tendrán que mantener los siguientes mínimos sobre los activos totales ponderados por el nivel de riesgo de cada partida del activo (RWA). Un 3,5% de recursos propios sobre RWA, 4,5% sobre el capital Tier 1 sobre RWA y, 8% sobre el total del capital, también por el RWA. Quedan todavía muchas cuestiones pendientes y, entre otras, las que se refieren a los productos derivados.
En cuanto a la ratio de cobertura de liquidez (LCR, en inglés), se distingue entre los depósitos de banca al detalle y pymes de las actividades que tengan que ver con instituciones financieras que actúan como contrapartes. Se anuncian una serie de medidas para calibrar las consecuencias que puede tener la nueva ratio, según los distintos instrumentos financieros de cobertura.

Requisitos muy estrictos.

Para concluir y como primera valoración, los nuevos requisitos son en general muy estrictos, incluso a pesar de la aplicación gradual en el tiempo. La banca ha venido anticipando esa mayor exigencia. El rechazo más categórico fue el de la asociación de banca de Alemania, la Bundesverband Deutscher Banken. Sus cálculos fueron tajantes. Los diez grandes alemanes, bajo las supuestas normas que todavía no se conocían, se verían obligados a captar 105.000 millones de euros en nuevo capital. Y el pronóstico de la asociación fue más allá.
La economía alemana sufriría una fuerte contracción porque dejarían de financiarse proyectos que debían propiciar la expansión y frenarían la recuperación que se inició en el segundo semestre del pasado año. Cuando se publicó en julio de este año el acuerdo de las posibles nuevas exigencias de capital y liquidez, los representantes de Alemania fueron los únicos de los 27 países representados que rechazaron las duras condiciones que pretendían imponerse sobre los ratios de capital y liquidez.
El incremento de las reservas que tienen que tener las entidades bancarias puede hacer que reduzcan los préstamos o que aumenten el tipo de interés al que los realicen. Si los bancos cierran el grifo del crédito, este puede repercutir en el crecimiento de los países.
El aumento en el capital que pide Basilea III puede afectar a los tipos de interés de los bancos. Así, el informe estima que para 2019 los bancos podrían incrementar su interés para préstamos, de media, alrededor de 50 puntos básicos. A pesar de la diferencia de recapitalización de los países de la OCDE y de las diferentes estructuras bancarias, el aumento es bastante similar en todos los países miembros. Si se tiene en cuenta los requerimientos que son necesarios para 2015 el incremento que se produciría entre ese año y 2019 sería de entre un 12,3 y 18,6 puntos básicos.






¿En que afecta al ciudadano de pie?
Aunque el ciudadano de a pie crea que esto no va con él, lo cierto es que sí.
Para adaptarse a la nueva situación, las entidades de crédito van a tener que cambiar su modelo de negocio, de tal manera que en líneas generales, retribuirán menos por los depósitos y cobrarán más por el dinero que presten, así como por los servicios bancarios tradicionales.
 Al mismo tiempo los accionistas podrán encontrarse con  ampliaciones de capital así como recortes en los dividendos, que  pueden hacer caer sus cotizaciones.
 Ante esta situación el inversor no deberá sorprenderse de que las entidades financieras españolas intenten captar sus ahorros para su capital propio, en lugar de hacerles las recomendaciones más atractivas para obtener buenas rentabilidades a sus patrimonios, en los mercados de capitales internacionales.
Las ganadoras serán las gestoras internacionales que comercializan sus productos en nuestro país, dado que sólo ellas intentarán buscar los activos más rentables para los inversores en los distintos mercados internacionales. De hecho los últimos datos conocidos reflejan que van ganando cuota de mercado en fondos de inversión a las gestores nacionales, tendencia que seguirá  en aumento, a medida que pasen los meses y los años.
El inversor español se ha despertado, yo diría de golpe, con la crisis financiera que aún están intentando resolver, y eso le ha convertido en una persona más exigente, que contrasta información, para detectar quienes realmente le recomiendan lo mejor para obtener mayores rentabilidades.
Aquellos ahorradores que sigan dejándose aconsejar por quienes tienen conflicto de intereses, es decir, los que defienden sus propios intereses frente a los del cliente, verán como sus patrimonios se estancan o reducen a lo largo del tiempo por la escasa rentabilidad y mayores impuestos.
El profesor del IESE Jorge Soley analiza las novedades del acuerdo Basilea en este vídeo:

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